Frente a un cristal mi imagen difusa por lágrimas que empañan el espectáculo de ver mi cuerpo desnudo, plácidamente las lágrimas declinan por mi barbilla, entre mis pechos recorriendo lo que alguna vez fue tuyo.
Sonrío de manera inconsciente, el deseo de tener contacto contigo y el apetito de desgarrar tu piel con cada beso crean falsas esperanzas de que mis labios se embriaguen de ti.
Acostumbrada a despertar con un beso tuyo, siendo tu aroma, la única receta para domar mi cuerpo. Te olvidaste de mi, viniste a matarme y me dejaste con vida, tu recuerdo me aflige, las lágrimas me ahogan. No estas.
Hay que sufrir primero, para amar después.